viernes, 30 de diciembre de 2011

MAESTROS DE LA CERÁMICA Y SUS ESCUELAS. ENRIC MESTRE. (2/8). Ana Felipe Royo, Anna Pastor, Antonia Carbonell

En las siguientes seis entradas podremos ver las obras de los autores seleccionados en la exposición entorno a la figura creativa  y personal de Enric Mestre.En esta ocasión las autoras son de Ana Felipe Royo, Anna Pastor y Antonia Carbonell. Los textos que las acompañan son de Rosa Ulpiano y las imágenes de Andrés Ferrer.

ANA FELIPE ROYO.
 

Ana Felipe Royo. Sin título. 2011. 80x80x5 cm.


Ana Felipe Royo. Sin titulo. 2011. 190x40x20 cm.


 Las “Xilografías” estampadas en porcelana y los grabados de Ana Felipe pretenden representar una nueva visión óptica bidimensional en el plano, a través de la mayólica. Para ello mediante formas de apariencia etéreas, casi tenues, que se disuelven y desvanecen en el plano, pretende dejar una impresión simbólica de lo inicial y primitivo aplicado a la técnica de estampación. Con este propósito, la artista recurre a técnicas como la litografía, en una obra de extremada sobriedad, elegancia, y de reducido espectro de color, donde cobra un protagonismo principal la superposición de sutiles capas creadas a partir de la asociación de la materia y la pigmentación. También las trasparencias creadas por la porcelana y los degradados matericos, que en su empaste deviene paráfrasis pictórica, nos hace evocar o imaginar su trabajo como una versión contemporánea y abstracta de los antiguos maestros orientales.

ANNA PASTOR.

Anna Pastor.  Escapar.2006. 27x200x27 cm.


Anna Pastor.  Llarga Espera. 2006. 27x250x24 cm.


Anna Pastor (Valencia, 1958) investiga a través de la fusión cromática con imágenes de geometría elemental que evocan figuras zoomorfas, representadas tanto en sus obras como en las instalaciones. Figuras de pájaros que encontramos en las piezas “Larga espera”, “escapar”, “controlados”, integrando en su conjunto escultórico figuración y cerámica. 

La obra de Pastor transita por los caminos de la soledad interior, muy probablemente expresada para entenderse a sí misma. Son deseos de la propia artista en estado puro: esperar, volar, libertad…pero también creación. Una artista que a través de la imagen directa, no hace sino revelar la urgencia, la inmediatez de lo cotidiano, una suerte de elementos que nos liga directamente a los ciclos naturales. Asumiéndolos como fuente de la vida y la naturaleza. Como ya indicaría sublimemente a finales del siglo XIX el músico norteamericano Simeon Pease Cheney, el cual paso treinta veranos de su vida escuchando cantar a los pájaros de Nueva Inglaterra: “Parece, pues, que nuestra música de los pájaros está ligada a un desarrollo, y a un desarrollo muy lento. Los grandes andadores de gritos roncos adquiriendo poco a poco la capacidad de cantar y, con el espíritu del canto cautivo en ellos, fueron llevados a fin de cuentas a convertirse en músicos y cantar. (…) Por aventuradas que sean nuestras teorías sobre el crecimiento y el desarrollo de los pájaros y de su canto, estamos seguros de una cosa: los pájaros cantan magníficamente.”

Imágenes abstraídas que esta becada Alfons Roig por la Diputación de Valencia utiliza para analizar el volumen, la masa y el cuerpo representados como realidad escultórica dentro del proceso cerámico. El interés del discurso por la forma y la construcción son realidades que llevan a la artista hacia la reflexión y el diálogo sobre el devenir. Al mismo tiempo, su rudimentaria naturalidad entorno a la temática utilizada, sumada a la técnica y a la elementalidad inherente a cada objeto escultórico, deriva en un efecto de “no arte”.

Figuras diseñadas cuidadosamente para inspirar en el espectador, esta metafórica alegoría a la naturaleza “Sólo los pájaros cantan. Son los artistas más delicados de la Naturaleza, que viven y trabajan por encima de la tierra. No han aprendido nada de nosotros; aprender de ellos es nuestro placer”, consiguiendo a través de la visión de la naturaleza, que éste contemple un sistema personal de valores que afecta nuestras elecciones a lo largo del viaje de la vida

ANTONIA CARBONELL.


Antonia Carbonel. Sin título. 2009. 55x45x15 cm.


Antonia Carbonell.  Reliquia residuo que queda de un todo. 2010. 10x100x100 cm.


Antonia Carbonell en un perfil conceptual próximo a l´object trouvé desarrolla una obra en el que el azar cerámico, se une el azar espacial y temporal. Con la serie “residuo que queda de un todo” acerca al espectador a una secuencia de elementos geométricos, de estética constructivista que analizan la ordenación de las diferentes partes espaciales, los niveles textuales y el ornamento que delimita el espacio y que da unidad al conjunto.


Carbonell próxima a los axiomas de la escultura sudamericana MADI, surgida a mediados del siglo XX, se rige tanto por el dinamismo como por la inmovilidad espacial. Escribe Gyul Kosice en la revista “Arte Madí Universal”, respecto al movimiento “Un arte no figurativo con base geométrica que buscaba consolidarse en el espacio trabajando la minuciosidad, la percepción, la precisión y la interacción de las formas para encontrar su propio reacomodo, sin que el artista pudiera intervenir mucho.” Sin embargo, sería demasiado aventurado catalogar la escultura de Carbonell únicamente dentro de una tendencia Madí, más bien cercana al constructivismo ruso. Ya que la influencia de las vanguardias y la escultura española de mediados del siglo XX, queda patente en el dinamismo y vitalidad de su obra.

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