Obra que se presentará en la Sala Adamá a partir del 1 de abril.
En segundo término, obra de Rafa Pérez en el Museo de Cerámica del Flicam -China-(www.flicam.com)
Seguir la pista de Rafa Pérez, se está convirtiendo en una labor cuando menos complicada. En los últimos seis meses su agenda le ha llevado a Bélgica, China, París, Colonia, y le llevara a Madrid, Corea y quien sabe a donde más antes de que llegue el verano.
Lo que si que aseguro allí donde esté, además de su indiscutible obra, es su insaciable ansia de conversar o casi polemizar....siempre que encuentre digno adversario. Si es posible, disfruten de su obra y su conversación junto a un Rioja...perfecto maridaje!!!!!
Hasta el próximo 4 de abril expone, bajo el título Wind, en la galería 100kubik en Colonia (Alemania)- http://www.100kubik.de/-, que dirige Carmen González Borras con un tacto profesional y personal exquisito.
A partir del próximo 1 de abril lo podremos disfrutar en la sala Adamá en Madrid- http://www.adama.es/ -.
Rafa Perez-www.rafaperez.com
A continuación presentamos un extracto de la nota de prensa que nos remite Laura Sierra desde la Sala Adamá.
Actualmente Rafa Pérez es uno de los artistas españoles de mayor reconocimiento internacional. Después de 25 años de trayectoria profesional, los últimos años le han supuesto importantes distinciones en consideración a su obra y su evolución artística.
Tanto es así que, desde el año 2006, en que expuso en el Museo Nacional González Martí de Valencia junto a Tàpies, Barceló, Chillida, Miró, Picasso etc. y obtuvo el Primer Premio en la Bienal Internacional de BICMA-08, Rafa no ha parado de cosechar éxitos:
…“vamos a sincronizarnos con el trabajo en la galería porque en abril me vuelvo a Corea” me decía en nuestra última conversación.
Probablemente sigue infectado de sus fiebres orientales, bendita enfermedad que aún arrastraba el pasado mes de Octubre, a su vuelta de China, donde por fin le invistieron miembro de la Academia Internacional de Ceramistas, emocionado tanto más por todas las experiencias, paisajes y vivencias en la cultura asiática como por el propio homenaje hacia su evolución artística.
En la obra de Rafa Pérez siempre queda latente una cierta dicotomía, como dos tensiones finalmente resueltas en un perfecto equilibrio:
las superficies nítidas, brillantes, muchas veces sin ser tener siquiera esencia cerámica y pugnando con el barro áspero, agrietado, dilatado, fragmentado… pero también la tensión de unas obras dulces, armónicas y felices, donde de repente irrumpe un sentimiento despiadado, un concepto inquietante, un nerviosismo…
Tal vez sea por eso que “el jarrero”, como son conocidos los naturales de Haro (La Rioja), quema etapas sin cesar, y evoluciona a ritmo de centella, en una producción sin fin, cada vez sorprende con sus derroteros y nunca deja de maravillar, buscando nuevos caminos donde encontrar la explicación, tal vez, a todo lo que le bulle por dentro.
La serie que Rafa Pérez presenta en Adamá en esta ocasión se ha vuelto más tranquila en apariencia, pero cuando nos confiamos en sus barridos de colores limpios, en las superficies despejadas y en la pureza de su piel exterior, caemos en la cuenta de que nos ha tendido una trampa otra vez, que ha alterado las normas académicas como es constante en él, que nos engaña con porcelanas que parecen esmaltes, y materia que crece en el horno en lugar de encoger…
“Trabajo en esta ocasión sobre placas muy finas (2 cm), con porcelana, esmaltes, engobes y las transformaciones que proporciona el fuego. Son estas piezas un ejercicio sobre blancos y negros con alguna nota de color”
Tanto es así que, desde el año 2006, en que expuso en el Museo Nacional González Martí de Valencia junto a Tàpies, Barceló, Chillida, Miró, Picasso etc. y obtuvo el Primer Premio en la Bienal Internacional de BICMA-08, Rafa no ha parado de cosechar éxitos:
…“vamos a sincronizarnos con el trabajo en la galería porque en abril me vuelvo a Corea” me decía en nuestra última conversación.
Probablemente sigue infectado de sus fiebres orientales, bendita enfermedad que aún arrastraba el pasado mes de Octubre, a su vuelta de China, donde por fin le invistieron miembro de la Academia Internacional de Ceramistas, emocionado tanto más por todas las experiencias, paisajes y vivencias en la cultura asiática como por el propio homenaje hacia su evolución artística.
En la obra de Rafa Pérez siempre queda latente una cierta dicotomía, como dos tensiones finalmente resueltas en un perfecto equilibrio:
las superficies nítidas, brillantes, muchas veces sin ser tener siquiera esencia cerámica y pugnando con el barro áspero, agrietado, dilatado, fragmentado… pero también la tensión de unas obras dulces, armónicas y felices, donde de repente irrumpe un sentimiento despiadado, un concepto inquietante, un nerviosismo…
Tal vez sea por eso que “el jarrero”, como son conocidos los naturales de Haro (La Rioja), quema etapas sin cesar, y evoluciona a ritmo de centella, en una producción sin fin, cada vez sorprende con sus derroteros y nunca deja de maravillar, buscando nuevos caminos donde encontrar la explicación, tal vez, a todo lo que le bulle por dentro.
La serie que Rafa Pérez presenta en Adamá en esta ocasión se ha vuelto más tranquila en apariencia, pero cuando nos confiamos en sus barridos de colores limpios, en las superficies despejadas y en la pureza de su piel exterior, caemos en la cuenta de que nos ha tendido una trampa otra vez, que ha alterado las normas académicas como es constante en él, que nos engaña con porcelanas que parecen esmaltes, y materia que crece en el horno en lugar de encoger…
“Trabajo en esta ocasión sobre placas muy finas (2 cm), con porcelana, esmaltes, engobes y las transformaciones que proporciona el fuego. Son estas piezas un ejercicio sobre blancos y negros con alguna nota de color”
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